Namibia es un país de África, donde en junio estrenaban invierno al mismo tiempo que nosotros estrenábamos verano. Solo cuando escribo su nombre soy consciente de lo lejano que está. Porque en mi imaginación está como a la vuelta de la esquina, como lo están todos los lugares donde vive la gente que quiero aunque no la vea.
Hasta allí ha viajado esta labor que he hecho pensando en Olivia, que nació a finales de abril y a la que también quiero aunque todavía no la haya visto en persona. Porque es la hija de personas maravillosas a las que he conocido gracias al hockey. Esa actividad que comenzó a practicar mi hijo hace ya más de 10 años y que tantas cosas nos ha regalado, entre las más importantes el contacto y la amistad con gente generosa, constructiva, adorable, llena de deportividad. En algunos casos muy distinta o muy lejana geográficamente, pero unida por una misma pasión que va más allá de la práctica deportiva (que no es poco, por otra parte).
Así que allá van nuestros abrazos y achuchones desde muuuuchos kilómetros al norte, desde el verano...
