Reciclando

 Las limpiezas post verano sacan a la luz cosas como las patas de lo que fue un revistero plegable, y que esperaban pacientemente una nueva vida.

Así, con ideas tomadas de varios sitios de la web y adaptándolas a las medidas de las patas, he conseguido hacerme esta cesta más o menos cuadrada para tener las labores cerca del sofá. La ocasión pedía otoño pero darle demasiadas vueltas a un proyecto hace que nunca se termine, así que con los materiales disponibles he llevado a la práctica la sentencia "más vale hecho que perfecto". Un trabajo inacabado menos... ¡qué satisfacción!

Ideas baño

Avanzando un poquito en la idea de producir menos residuos en nuestras actividades cotidianas, me he decidido por preparar estos juegos de discos desmaquillantes lavables acompañados de un estuchito para meterlos en la lavadora y que no se pierdan.

Aunque yo prefiero lavar enseguida con un poquito de jabón el que acabo de utilizar porque no me fío demasiado de que pasados unos días quede bien...

La idea del estuche la saqué del grupo de Facebook "Amigas de entremanos", sustituyendo el plástico por tejido de rejilla para poder así lavar todo el conjunto. Los discos son de rizo de bambú, muuuuy suave, y son círculos de 9 cm de diámetro, algo más grandes que los que venden desechables.

Uno de los conjuntos será un regalo de cumpleaños, de forma que he añadido algún complemento más: una manopla de baño que sustituye a la esponja,

Y una cestita, hecha con este tutorial aunque cambiando las medidas:

Además, para ahorrarnos unas botellas de plástico, solo tenemos que volver al jabón en pastilla, ahora mismo hay de todos los tipos y con todas las utilidades, a cuál más apetecible (la botella que veis todavía pertenece a las reservas inagotadas de productos líquidos que aún tengo por casa y hay que finiquitar).

¡Mucho ánimo a tod@s!

Cesta casitas

El primer proyecto que hice con el grupo de Toto Patch me encantó, pero este segundo me parece irresistible. Estuve muchos días viendo como las demás participantes iban subiendo fotos de sus versiones, y me resistí todo lo que pude para no liarme otra vez con una labor nueva... pero no pude. Lo entendéis, ¿verdad?

Es una colección de seis fachadas de casitas que luego se montan en forma de mini cesta (mide algo más de 20 cm) y que en mi caso ahora sirve para guardar los medicamentos que casi siempre tenemos por encima del banco de la cocina. He pasado largos ratos entretenidísima y el resultado me encanta... como todo lo que hasta ahora conozco de este grupo.

Ha sido toda una investigación arqueológica seleccionar pequeños materiales que me pudieran ser útiles y coordinaran, no tenía mucha abundancia pero el conjunto ha quedado bonito. Las casitas son fáciles de hacer, en lo que te detienes más es en las aplicaciones y bordados. No era muy amiga de las aplicaciones pequeñas pero con esta labor creo que he hecho un master.

Hala, voy a ver si me vuelvo a reconcentrar en las labores inacabadas. Aunque creo que es una batalla casi perdida. En esta situación de pérdida de las rutinas conocidas lo que más me apetece es salirme totalmente de ellas y sumergirme en esa sensación fantástica de ser dueña de al menos una parte de mi tiempo. ¡Momento de república independiente!

Cesta de labor

Desde que acabé esta cesta de labor, que le he regalado a mi madre, no he visto día bueno para fotografiarla; si no estaba nublado llovía o hacía viento, o se avecinaba el día de la madre y tampoco podía publicar las fotos antes de regalarla. Así que este finde ha sido posible y aquí la tenéis:

Saqué el patrón de una revista de labores de hace varios meses, pero varié las proporciones porque quedaba extremadamente pequeña y me daba la sensación de que no iba a caber nada. El exterior es de patchwork, utilizando telas de distintos tonos de crudo y beige.

El interior, una tela de corazoncitos rojos, a juego con la cinta que sirve para cerrarla y que tampoco llevaba el modelo. Para el acolchado he utilizado por primera vez el pie de doble arrastre, que va de cine y ¡me encanta!

Sobre los dos lados del exterior van estas flores, hojas y corazones aplicados en fieltro de lana, bordadas con hilo mouliné, y para acompañar la decoración he utilizado diversos botones de nácar en blanco y rojo, también para adornar las asas. Para que las asas quedaran más rígidas he usado como relleno la entretela gruesa Fast and Fuse y la verdad es que me gusta cómo se mantienen, con guata adhesiva normal no hubieran salido tan consistentes.

 

De manera que así me caben tres ovillos de lana Wonder, que dan para un chal cada uno con un color matizado que va cambiando conforme se desarrolla la labor. ¡Ya tiene mi madre "deberes" para todo el verano, porque somos tres cuellos que tapar! :))

Mamá Noel SL I

Hay años que hago algunos detallitos DIY para regalar. Pero este año me he ido liando, liando, y he acabado montando una sucursal de los talleres de Papá Noel, solo me han faltado los leotardos a rayas para que me nombraran elfo en prácticas.

Lo primero en llegar a sus destinatarios han sido estos bordados cuyos gráficos fueron reeditados por The Prairie Schooler este año. Cuando los vi en La Casina Roja los compré inmediatamente porque aparte de que son preciosos y tienen un aire antiguo encantador, representan los dos deportes que más gustan a mis hijos, y tenía que regalárselos (era super necesario). ¿No os parecen preciosos?

Los acabé en forma de pinkeep, y les han gustado mucho.

Considerablemente menos trabajo me costaron estas cestas de tela que también les he regalado. Son muy muy fáciles de hacer, yo misma me hice el patrón, aunque la web está lleno de tutoriales que explican muy bien cómo hacerlas con diferentes formas: rectangulares, circulares, ovaladas... Cuestan más de cortar que de coser, en un rato están listas.

Esta para mi hija, que sigue fan de los cactus en todas sus versiones.

Y esta para mi hijo, cuyos requerimientos en decoración son tan limitados como ilimitados los de su hermana...

Próximamente, nuevos capítulos.