Este bolso en concreto no tenía patrón, pero es muy fácil de pensar porque el cuerpo consiste en un rectángulo. Pero en él puedes volcar toda tu creatividad porque la base del diseño son los laterales, que son de madera decorada y perforada y compré en Creativa Barcelona el año pasado ¡son monísimos! Además vienen acompañados de dos botones de madera, que yo utilicé para decorar la parte del exterior a la altura de los cierres magnéticos.
Las telas, en colores apropiados para combinar con vaquero (en realidad con lo que una quiera), son todas de algodón. Dos lisas en azul pero con un efecto desgastado que me encantó y dos estampadas que combinan entre sí. El rectángulo se compone de tiras anchas cosidas a lo largo y bordadas encima con un hilo mouliné que degrada el color del azul al marrón, como las telas (es lo que tiene guardarse ciertas cosas para las buenas ocasiones). Los puntos de bordado son variados, según se me iban ocurriendo para cada tira durante un viaje en coche muuuuy largo.
En el interior, un solo bolsillo sencillito (el tamaño no da para mucho más). Y entre la capa exterior y la interior, estabilizador de bolsos para evitar que el conjunto se doble como un acordeón cuando está vacío.
Unir el cuerpo a los laterales no puede ser más fácil. Yo utilicé una especie de punto de cruz reforzado, únicamente hay que tener cuidado de que los bordes estén alineados. Para el asa, una tira de polipiel con los herrajes en tono envejecido y algunos remaches. A mi madre le encantó y a mí
también, fue super rápida en estrenarlo y "fardar" de él ante sus amigas.
¡Vamos hacia la primavera!