Durante años he ido a la playa con este capazo por donde la arena entraba y salía a su gusto. Tiene un ribete y asas de piel color violeta y caben muchas cosas, pero siempre tenía pendiente añadirle algo para evitar el problemilla de la arena. Hasta que la limpieza "cuarentenil" sacó a la luz una tela impermeable que tenía desde hace años (con estampado de libélulas como no podía ser de otra forma), y que he utilizado para forrar el capazo y convertirlo en un accesorio más práctico y sobre todo más limpio. No es de esas labores con las que disfrutas, pero durante el confinamiento ha habido tanto tiempo para la creatividad como para las reparaciones necesarias. De no haber sido por esto nunca hubiera llegado a las reparaciones fósiles, porque cuando tenía tiempo dentro de una semana de la "antigua normalidad" lo que me apetecía era desconectar y no luchar con un capazo super duro o cambiar el biés de un mantel roto. Pero aquí está para mi mayor satisfacción:
Con una etiqueta decorativa y un pequeño neceser a juego.
Y cierre con cremallera.
¡Feliz verano a tod@s!