El kit del verano

Empezar junio es casi como empezar el verano. Por tanto hay que hacer acopio de recursos para disfrutarlo: este es el kit que le he preparado a mi madre para abrir boca (aunque sin duda leerá, saldrá al aire libre, coserá y comerá chocolate mucho más de lo que cabe en esta caja).

La idea me surgió en un hipermercado, al ver unas casitas de madera sin tratar que se vendían en la zona de papelería. Enseguida me imaginé la más grande convertida en mini caseta de playa. Y a continuación se me ocurrió que la caseta debía tener una utilidad: contener algunos de los básicos del verano, aunque por su reducido tamaño no cabían cosas demasiado grandes. La base puede apoyarse donde se quiera, y además por detrás lleva un ganchito para colgarla de la pared a modo de estante.

La casita está pintada por fuera con pintura acrílica, restos de las manualidades de mis hijos. El interior, forrado con varios papeles de scrapbooking (otro resto), y la trasera con "tela marinera". Por la parte de delante le añadí esta especie de solapa de cartoncillo forrada con la misma tela. Lo más divertido, la decoración: una gaviota de fieltro, un pez de tela que cuelga de un alfiler y una pequeña tira de banderitas.

Y lo más interesante, el contenido: lectura, chocolate, crema solar y mascarillas hidratantes y un kit que preparé para que mi madre pueda hacerse el bonito costurero de cristal que propone "Retales de mil colores" en su último y estupendo tutorial.

Conociendo a la interesada, es muy posible que todo ello se acabe enseguida, pero ¡no me diréis que no es un buen comienzo de vacaciones! 

Otra caja violeta

Después de la limpieza post-verano he sacado a la luz varias labores empezadas que tengo que terminar sí o sí sobre todo por cuestiones de espacio. Esta que os enseño hoy es el resultado de decorar una caja bastante fea que tenía hace tiempo rodando por ahí. Hace algo más de un año empecé a hacer los bordados de la colección "Botanical stitches", de The Drawn Thread, y ya había utilizado uno para esta caja, que construí yo misma y utilicé para hacer un regalo especial.

Pero me quedan dos más, el primero de ellos que también es en tonos violetas es el que he aplicado en la caja, después de pintarla con pintura a la tiza en tono malva y utilizar tela de algodón para forrarla por fuera. Como cierre, dos cintas que se atan en un lazo.

No tengo fotos del antes, pero el cambio es espectacular. ¿Qué os parece?

La caja de costura

¡Por fin de vuelta! Además de volver a todas las rutinas (alguna más agradable que otra), ya me apetecía un montón tomar posesión de mi espacio de trabajo, abandonado todo el verano pero ahora ya en orden y resplandeciente. Y como participante más lenta del SAL Cajas 2019, os voy a presentar mi segunda caja de la serie, que será a partir de ahora mi nueva (y única) caja de costura. Aunque os parezca raro, todavía no tenía una caja de costura, iba guardando todos los utensilios en bolsas varias, sin tener siempre a mano todas las cosas a la vez.

Pero Covi Castañón siempre propone cosas preciosas, y como cajas nunca sobran, a ésta le guardo el sitio de honor en mi rincón de costura. He utilizado un gráfico de Les Brodeuses Parisiennes y lo he bordado sobre un lino que me hizo gracia en su día y que tenía guardado esperando su momento, es de color natural pero tiene de tanto en tanto un hilillo plateado que lo hace diferente.

El modelo original de la caja llevaba dos estantes interiores, pero solo le he hecho uno porque me parecía más fácil moverlo y sacarlo, además así queda hueco en un lado por si se quieren guardar cosas más voluminosas.

Como veis también he hecho los accesorios imprescindibles propuestos por Covi, utilizando partes del bordado principal: una carterita para las agujas, un alfiletero y un fob para las tijeras.

Con esta labor me he puesto las pilas después del larguísimo parón veraniego, así que ya estoy preparando la siguiente labor. ¡Encantada de volver!

La caja violeta

Hace años que descubrí el cartonnage por casualidad, para hacer un regalo muy especial. Aprendí las técnicas básicas como casi todo, con la ayuda de libros y de internet (que lo tiene todo y más). Y con el famoso método de ensayo-error, he ido haciendo cajas y otros objetos que me han dado muchas satisfacciones, aunque ni por asomo soy ninguna experta en la materia, solo me divierto.

En todo caso, es una actividad que tenía muy abandonada, así que cuando vi el SAL que proponía Covi Castañón no me pude resistir a apuntarme, todo lo que ella hace o propone es un reto y una garantía de diversión con resultados preciosos. He tardado mucho en empezar, pero una vez puesta os puedo asegurar que me he animado totalmente. Esta que os voy a enseñar es la primera caja que hago dentro del SAL, utilizando un bordado de la serie Botanical Stitches de The Drawn Thread, de los cuales llevo hechos la mitad (es decir dos ;))). Espero que muy pronto salgan más porque me encantan.

Es una caja muy sencilla de hacer, el resultado final depende de los colores que se elijan y de la decoración, como podéis imaginar las posibilidades son infinitas. Tiene un tamaño que permite utilizarla como joyero, por ejemplo. Aquí os dejo las fotos, ¡¡ya estoy con la siguiente!! Solo puedo agradecerle a Covi lo generosa que es, los maravillosos tutoriales que prepara y las buenas ideas que surgen de su cabeza.

La caja de los muy cafeteros

¡Hemos sobrevivido a la ola de calor! ¿Qué otra opción teníamos? Arrastrarnos con mayor o menor dignidad dejando un rastro de sudor a lo largo de nuestros quehaceres diarios, con cada vez menos energía y pensando que hacer tal o cual cosa en realidad no era tan necesario...

Pero en fin, parece que tenemos un pequeño respiro, y con ello aprovecho para publicar la última cosa que he hecho, que es esta caja para las cápsulas de café.

El motivo estrella lo puse en la tapa y está bordado 1x1 (esas ideitas mías de las que luego tanto me arrepiento). Es el gráfico "What else?" de Isabelle Haccourt, aunque los colores están un poco cambiados más que nada porque no prestaba demasiada atención a lo que iba haciendo. Además mi vagancia se multiplicó por 100 cuando vi la cantidad de puntitos que contenían las letras grandes y la taza, de forma que decidí aplicarlas en tela (a ver quién supera este nivel de mínimo esfuerzo). Hecho todo ello, el resultado me parece muy bonito, quizá hasta mejor que bordando...

La caja es de madera y la compré a propósito para ello, tiene unos listoncitos por la parte de dentro que permiten deslizar las cápsulas, que quedan clasificadas al gusto de cada cual y se pueden ir sacando con facilidad. La pinté por dentro y por fuera con chalk paint sobrante de pintar los muebles de la cocina; y por la parte interior de la tapa la forré con tela "cafetera".

El cierre metálico procede de otra caja. Y por detrás le puse unos imanes ya que mi idea era pegarla en la nevera, pero pesa demasiado y se desliza de una forma peligrosamente rápida. Así que de momento se queda sobre el banco de la cocina. ¿Qué os parece?

La caja de las calabazas

Casi nunca consigo acabar un bordado otoñal o navideño en la época que corresponde, pero este año me ha dado el punto con las calabazas, así que hace ya semanas empecé a bordar este bonito gráfico de Chessie & me, "Pumpkin row", si bien utilizando los hilos que tenía por casa en lugar de los recomendados. La mayoría son de WDW, hay alguno de DMC y el lino, que también tenía, es de count 32, con lo cual el resultado es bastante pequeño.  

En un principio tenía la idea de hacer un alfiletero o un adorno para colgar, pero a mi marido le regalaron una caja de ginebra de la que rápidamente me apropié y que acabó así:

Esto mío es calabazamanía ¡y eso que nunca me ha gustado el color naranja! Aquí con mis calabazas de tela del año pasado:

Y ahora sí, ¡feliz otoño!

La caja de la suerte (o quizá debería decir de la contienda)

Desde que tengo memoria, en casa de mi madre se juega al parchís. Pero no como un pasatiempo inofensivo, no. Es un campo de batalla en el que las hermanas no se reconocen como hermanas y donde pueden dilapidarse escalofriantes sumas de dinero (que pueden incluso llegar a los ¡¡25 céntimos!!). Eso sí, sin violencia y con total concentración... Toda la vida llevo oyendo el repiqueteo de los dados en los cubiletes, el movimiento de las fichas sobre el cristal a una velocidad de vértigo (mi madre y mis tías son verdaderas calculadoras humanas), y sobre todo las réplicas que se dirigen mientras juegan:
- Mi madre: ¡Cuatro! Un, dos, tres y cuatro.
- Mi tía: Margarita tiene un gato.
- Mi madre: ¡Muerta!
- Mi otra tía: ¡Adiós, Pampa!
- Mi tía: ¡Ya has vuelto a ganar! ¡Ganona, que eres una ganona!
- Mi otra tía: Oye, yo así no vuelvo a jugar... me voy a casa y te debo 5 céntimos.
- Mi madre: Va, hacemos la última.
- Mis tías al unísono: Va, pero la última que me he dejado la lavadora puesta (o la tarea que sea).
- Cualquiera: Dolores, no te acalores...
Y así durante horas, sobre todo en verano. Jamás tengas la idea de jugar con ellas, porque acabarán moviéndote ellas mismas las fichas (porque tú eres una lenta), o diciéndote a qué casilla tienes que ir (porque tú eres una lenta), o diciéndote a quién tienes que matar (porque tú eres una lenta), y a la vez poniéndose nerviosísimas, ya que no solo cuenta la partida, cuenta, y mucho, la velocidad de juego.

Como sin duda alguna el parchís no es lo mío, o al menos no en estas condiciones, me he ocupado del utillaje. Así que le he hecho a mi madre esta caja para guardar los cubiletes, dados y fichas, y cómo no, las abundantes ganancias.

La caja está forrada con tela de algodón, negra lisa y de lunares. Por dentro he hecho cinco compartimentos: cuatro para los cubiletes, fichas y dados, cada uno en su color, y otro para las ganancias. Los compartimentos triangulares están forrados con tela de encuadernar.

Para el cierre he utilizado una tira de cuero rojo con el automático ya puesto, que compré en la Feria Creativa.

Y el amuleto de la suerte que no falte: el gallo de Portugal, que he visto en múltiples modelos y colores desde siempre en mi casa para prestar asistencia espiritual a las contrincantes ¡por lo menos este no se romperá!