Pero aparte del cuadernillo no contaba con ninguna otra cosa ni tenía idea de cómo encontrar los materiales, que en aquel momento me parecían cosas exóticas (la tela para encuadernar, el cartón contracolado...). A partir de esto me puse a buscar telas parecidas al original, a adaptar el bordadito de la tapa de cristal con los colores apropiados, a investigar dónde comprar lo que necesitaba... cosas todas ellas que me han hecho aprender mucho sobre esta técnica, me han mostrado el increíble mundo de inspiración y de complicidad que hay en la red y lo que es mejor (o peor), me han creado una adicción de la que no me quiero rehabilitar.
Pero el esfuerzo valía la pena. Me planteé un reto y lo cumplí: esta es la caja multicolor, dirigida a mi compañera de vida y fatigas Esther. Es pequeña, pero lo contiene todo. Representa todo aquello que en el fondo somos y lo que podemos llegar a ser cuando la vida nos pone una prueba: lo mejor y lo peor. Contiene la llave de la aceptación incondicional y de la verdadera libertad: sólo hay que cogerla y atreverse a abrir...
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