Un objeto polvoriento y lleno de trastitos que a mí me pareció que se arreglaba en un pispás. ¡Con lo poco que me gusta pintar! Y así estuvo, a medio pintar durante una eternidad...
Estos días pasados hice un ejercicio supremo de autodisciplina y ¡aquí tenéis!. Bonito, ¿eh?
Quitar las telas interiores (no os podéis imaginar cómo de bien grapada puede llegar a estar una tela), pintura blanca, nuevas telas interiores (mucho más fácil ponerlas que quitarlas), pasamanería para ocultar las grapas y nuevos pomos de cerámica en colores de lo más primaveral.
Las fotos no son muy buenas, y no soy capaz de decidir si estoy muy contenta por cómo ha quedado o porque ya se lo he devuelto a su feliz propietaria ¡Por favor, que alguien me de un martillazo si se me ocurre otra vez hacer bricolajeeeeeee!
Te ha quedado fenomenal!! Y te has quitado un peso de encima, creo que puedes sentirte satisfecha.
ResponderEliminarFeliz finde.
Pues creo que has de estar muy orgullosa por este fenomenal trabajo!!
ResponderEliminarComo bien explicas son muchas pequeñas tareas para completar y finalizar este magnifico trabajo.
Me gustan estos costureros antiguos,aún conserva mi padre uno semejante que utilizaba mi madre a diario.
Felicidades Sonia!!
Besos
Hola Sonia!Vaya pieza bonita, desde luego es de lo más atractiva para darle un cambio, y a pesar del trabajo que costó terminarlo, ha valido la pena, y mucho, es una preciosidad!! Me encanta el contraste del blanco con el estampado que elegiste, y los pomos adorables, te felicito!!
ResponderEliminarUn besazo!
Una preciosidad de costurero, mucho más bonito que antes, la tela que has elegido es preciosa.
ResponderEliminarBesitos guapa
Vaya, aunque hayas tardado en acabarlo, pero el resultado es fantástico, menudo cambio, no parece ni el mismo. Tu madre tiene que estar feliz. Un beso
ResponderEliminarHa quedado precioso, tu madre estará encantada
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