Empezar junio es casi como empezar el verano. Por tanto hay que hacer acopio de recursos para disfrutarlo: este es el kit que le he preparado a mi madre para abrir boca (aunque sin duda leerá, saldrá al aire libre, coserá y comerá chocolate mucho más de lo que cabe en esta caja).
La idea me surgió en un hipermercado, al ver unas casitas de madera sin tratar que se vendían en la zona de papelería. Enseguida me imaginé la más grande convertida en mini caseta de playa. Y a continuación se me ocurrió que la caseta debía tener una utilidad: contener algunos de los básicos del verano, aunque por su reducido tamaño no cabían cosas demasiado grandes. La base puede apoyarse donde se quiera, y además por detrás lleva un ganchito para colgarla de la pared a modo de estante.
La casita está pintada por fuera con pintura acrílica, restos de las manualidades de mis hijos. El interior, forrado con varios papeles de scrapbooking (otro resto), y la trasera con "tela marinera". Por la parte de delante le añadí esta especie de solapa de cartoncillo forrada con la misma tela. Lo más divertido, la decoración: una gaviota de fieltro, un pez de tela que cuelga de un alfiler y una pequeña tira de banderitas.
Y lo más interesante, el contenido: lectura, chocolate, crema solar y mascarillas hidratantes y un kit que preparé para que mi madre pueda hacerse el bonito costurero de cristal que propone "Retales de mil colores" en su último y estupendo tutorial.
Conociendo a la interesada, es muy posible que todo ello se acabe enseguida, pero ¡no me diréis que no es un buen comienzo de vacaciones!