¡Al fin he podido con este monedero! Como
últimamente, cada cosa que emprendo empieza con la idea “a ver si voy a poder
con esto”. Así pues, cuando sus majestades los Reyes me trajeron el libro
“Zakka style” y vi el monedero me pareció urgentísimo hacerlo. Aunque realmente
era urgentísimo ¡mi hermana arrastraba un monedero roto hacía semanas!
Con una excesiva confianza en mis
capacidades le dije “No te compres un monedero, mujer, que ya te lo haré yo”; y
a ello me puse.
El estilo “Zakka”, con origen en Japón, está
actualmente muy de moda y me encanta ¡hay miles de imágenes de cosas
preciosas!. Consiste en crear o embellecer objetos cotidianos utilizando todo
tipo de materiales y superponiendo técnicas. Tal y como he encontrado en la red,
“el término se refiere a una variedad de objetos utilizados en el hogar que
mejoran la calidad de vida no a través de su funcionalidad, sino por su
belleza. Son accesorios sencillos que apelan a una sensibilidad hacia lo
bello, lo tierno y lo retro”. También he encontrado que “uno puede comprar un
objeto zakka, pero la gracia es hacerlo uno mismo. La idea es vivir todo el
proceso desde el comienzo al elaborar a mano cada utensilio. La función de
esto, además, refuerza la idea de disfrutar lo hogareño: tomarse tiempo para
preparar la mesa, tomar desayuno lentamente, etc”.
Es una buena forma
de apreciar los objetos y establecer un vínculo con ellos, en lugar de darnos
al “usar y tirar” y al consumo porque sí. Y es cierto: hay
pocas cosas que ya me resulten tan agradables como reducir la velocidad de mi
vida, y sobre todo, crear pequeños objetos de los que no deseas desprenderte
porque son únicos y con “sentimiento”. ¡Así que resulta que yo me estoy
volviendo zakka, y sin enterarme!: porque además de la fiebre por las labores,
mis desayunos ya se están convirtiendo en todo un ceremonial.
Aunque con mucho ensayo-error, y mucho coser-descoser, el resultado aquí está, y yo orgullosísima. Para hacerlo he utilizado retales de lino (gris), tela de patchwork (amarilla) y dos telas japonesas (la interior y exterior) que me había regalado en su día mi hermana.
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