Una de las cosas que me definen (y que puede entenderse como defecto o como virtud) es que cuando veo algo que quiero hacer, me pongo a ello sin más contemplaciones, basta que tenga una mínima certeza de que podría desenvolverme en la tarea para que me lance con la idea "voy a ver si soy capaz".
Está claro que con el bordado y la costura una no asume riesgos vitales, es más, esta actitud es fuente para mí de largas horas de diversión (o frustración, según vaya siendo el resultado). Y en este caso el balance final ha sido diversión y una gran satisfacción, aunque no han faltado sesiones importantes de frustración, como al descubrir que debía deshacer, o más bien destruir, horas de trabajo. Aún así hay fallos poco importantes, que quedan convenientemente ocultos en la maraña de hojas del diseño sin que se noten.
Así pues, después de buscar y buscar, encontré donde podía conseguir el esquema, la tela y los hilos de este fastuoso diseño (tardaron una eternidad en llegarme, por cierto, creí que se mi paquete estaba olvidado en un rincón de una oficina de correos de la América profunda), y dejé aparcado a un lado el SAL Mon cahier porque evidentemente no podía esperar ni un segundo para empezarlo. He exprimido al máximo las posibilidades que ofrecía el cuadernillo de esquemas (tiene más gráficos derivados del principal, que puedes aplicar a tu gusto), por lo que os puedo mostrar la caja de costura, con el mismo acabado que se indica en las instrucciones
el cierre son dos tulipanes de nácar Kelmscott y cinta de seda natural. Una caja para alfileres:
un alfiletero, de buen tamaño
una carpetita para agujas de coser
y un buscatijeras
También me llamó la atención el origen del diseño. Si bien el esquema es actual (diseñado por Karen Kluba), su inspiración está en las creaciones de William Morris, que vivió en el siglo XIX. Este caballero inglés fue, según la wikipedia, un artesano, impresor, poeta, escritor, activista político, pintor y diseñador, fundador del movimiento Arts and Crafts.
Estuvo estrechamente vinculado a la Hermandad Prerrafaelita, movimiento que, en plena era victoriana, rechazaba la producción industrial en las artes decorativas y la arquitectura, y propugnaba un retorno a la artesanía medieval, considerando que los artesanos merecían el rango de artistas. Con los años se convirtió en pintor y fundó una empresa de arquitectura y diseño industrial que promovió una tendencia cultural que se basaba en las artes y los oficios de la época medieval como paradigma de la primacía del ser humano sobre la máquina, y a la vez de un trabajo hecho atendiendo a las más altas cotas de expresión artística (lo cual por cierto alejaba la cultura de las clases sociales más modestas).
Aprovechando que internet ha democratizado el arte como no podía haber imaginado el señor Morris, he tomado de allí algunas imágenes de sus creaciones, porque me parecen fantásticas, así como la habilidad que ha tenido Karen Kluba en transformarlas en un diseño mucho más “sencillo” para bordar. ¡Ya decía yo que interviniendo tantas flores y plantas era raro que esta relación no acabara en amor a primera vista!
Maravilloso bordado😍😍
ResponderEliminarBESICOS.